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Un espacio necesario, urgente, que nos convoca a mirarnos, asumir responsabilidades y construir entornos deportivos más seguros, más igualitarios y más humanos.
Contamos con la presencia de la Fundación Micaela García y la palabra de Yuyo García —padre de Micaela, motor de la Ley Micaela—, quien nos invitó a reflexionar con profundidad y sensibilidad sobre el impacto real que tienen nuestras prácticas cotidianas.
Este encuentro, junto a más de 50 clubes de todo el país, nos permitió incorporar herramientas y renovar el compromiso para que, desde el lugar que cada uno y cada una ocupa en su club, podamos marcar una diferencia concreta. Porque detrás de cada cifra alarmante de femicidios hay vidas, historias, familias y comunidades que no pueden esperar.
Y porque creemos firmemente que el deporte también puede ser un espacio transformador, capaz de cambiar realidades


